
¿Qué hace que la toma de decisión acelere o retarde los cambios y transformaciones que necesita nuestra sociedad en escenario climático? y ¿Cómo nuestro estilo de liderar contribuye al futuro del planeta?, Esta nota trae dos protagonistas que nos invitan a la acción desde las conversaciones.
A esta altura, no hay dudas de que los desafíos son enormes cuando hablamos de crisis climática, impacto ambiental o brechas sociales a nivel global. Desafíos que exigen una toma de decisión multisectorial, asertiva y rápida. En este escenario las reuniones globales COP deberían traer todo eso. Sin embargo, los medios internacionales emitieron comunicados asociados a que la colaboración no fue tan fluida hacia el logro de acuerdos relevantes. Lo que algunos analistas atribuyen a la influencia de los grupos de poder de la industria petrolera, extendida en sus ramificaciones de aplicación agrícola, farmacéutica, energética y de consumo masivo, por nombrar algunas de incalculable poder de lobby, dificultando el proceso y extendiendo plazos y planes de acción. Lo anterior no es una novedad y ya parece ser la tónica de este tipo de instancias. No obstante, algo diferente se evidenció en Egipto, que en nuestra interpretación abre una conversación de esperanza hacia el futuro y tiene que ver con el nuevo estilo para producir acción. Nos referimos al liderazgo femenino.

Para expandir la conversación la Embajada de Alemania organizó una instancia con medios de comunicación en ánimo de evaluar la COP27. En la cita liderada por la embajadora Irmgard Fellner y la Secretaria de Estado y Enviada Especial para la Acción Climática de Alemania, Jennifer Morgan, se destacó que a nivel de las decisiones que movilizan acciones, el liderazgo femenino está jugando un rol cada vez más relevante. Y cuando nos referimos a femenino, no se está excluyendo a los hombres. Más bien tiene que ver con un estilo que privilegia lo relacional, orientado a la escucha, a incorporar visiones diversas y principalmente a la colaboración a la hora de enfrentar procesos de toma de decisión estratégica en las altas esferas, habitualmente masculinizadas.
En nuestra interpretación, el liderazgo femenino se caracteriza por una mayor orientación hacia las personas, la expresividad y la cercanía, así como a la cooperación, resiliencia, horizontalidad y entendimiento aplicado desde aspectos emocionales. El ejemplo más reciente se evidenció en las intensas negociaciones de la Conferencia de las Partes en Sharm el-Sheij, donde una dupla femenina marcó la diferencia en uno de los más visibles éxitos de la agenda global. Nos referimos a la ministra del Medio Ambiente, Maisa Rojas, y la representante de Alemania, Jennifer Morgan, quienes en un breve espacio de tiempo lograron consensuar posiciones y cerrar un histórico acuerdo con foco en las pérdidas y daños provocados por los países industrializados.
Para comprender con más detalle, en la conversación ¨Pérdidas y Daños¨ se resume el foco de atención de un aspecto que tiene enormes implicancias para el calentamiento global asociado a la generación de gas metano, originado a partir de las millones de toneladas de desperdicios de la industria de alimentos. Pérdidas y daños que no solo repercuten en el clima, sino también devela una crisis social relacionada a la falta de alimentos en países donde el efecto climático y la sequía está impactando a la agricultura de forma severa.
Pero, ¿cómo avanzar cuando en esas esferas de poder habitualmente masculinizadas, los hilos invisibles de las mega corporaciones frenan el avance hacia un desarrollo sostenible?. Es aquí donde irrumpe el liderazgo femenino aportando un sólido manejo de datos científicos, característico de la ministra Rojas, y la trayectoria de activismo de Morgan, que releva en la mesa de la COP exigir un mayor compromiso compensatorio y de remediación en una conversación que tiene efectos diversos a escala global. Solo para citar un dato ejemplificador, uno de cada tres alimentos para consumo humano se desperdician provocando un gran impacto en el medioambiente, debido a las emisiones de metano que se producen en los vertederos. En miras a solucionar esta problemática, Chile presentó un reforzamiento de la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC), donde se comprometió a revertir la tendencia creciente de emisiones de metano, lo que presupone desarrollar e implementar transformaciones en la industria del tratamiento de residuos orgánicos y fortalecer la economía circular.
En nuestra investigación en Suecia, Desafío2030 ya mostraba ejemplos inspiradores que daban cuenta de la enorme cantidad de alimentos desperdiciados y la posibilidad de recuperarlos a través del Dumpster Diving, práctica ciudadana donde las comunidades han comenzado a tomar acción frente a la industria del retail que descarta alimentos por su aspecto, como es el caso de Retroalimenta.
La práctica recomendada para enfrentar esta situación a nivel de consumidor es comprar solo lo que se va a consumir y no descartar frutas o verduras solo por su aspecto. Durante la COP, la ministra Maisa Rojas señaló que “el desperdicio de alimentos es un fenómeno que concierne a diversos sectores de la sociedad, por lo que urge tomar medidas para luchar contra esto. Entre las acciones más fáciles de adoptar y más efectivas en la reducción de emisiones es el aprovechamiento de alimentos que, de no ser consumidos, serían destruidos o desechados”.
En nuestro país, los desechos vegetales, representan el 58% de la “basura” total que se genera en los hogares y de estos, menos del 1% son reciclados. Este dato es una alerta, y por lo mismo, el Ministerio del Medio Ambiente se encuentra trabajando en un proyecto de ley de residuos orgánicos que propone establecer obligaciones para la gestión diferenciada, modernizar el sistema de financiación de los servicios de gestión de los residuos sólidos domésticos, y mejorar los instrumentos de gobernanza y planificación.
En la instancia de conversación, Jennifer Morgan, aseguró que “en la lucha contra el cambio climático es fundamental que todos participemos y nos involucremos activamente”. En este sentido, los medios de comunicación juegan un rol estratégico en la instalación de un estado de ánimo de esperanza orientado a fomentar la colaboración. Por lo mismo, Pedro Mancilla, conductor de Desafío2030 de canal 13, hizo un llamado al Consejo Nacional de Televisión y a los medios: “Tienen una oportunidad de asumir un compromiso activo frente al escenario climático desde un replanteamiento de las líneas editoriales que históricamente privilegian contenidos que tienden a polarizar a la sociedad e instalar narrativas apocalípticas, provocando en las niñas y niños una suerte de eco ansiedad y desesperanza hacia el futuro. Lo que esperamos como sociedad es que los medios, visibilicen acciones positivas, reconozcan el liderazgo femenino y la actitud colaborativa, centrada en prácticas que solucionan problemas. La oportunidad también compromete a las marcas, a quienes les invito a promover valores inspiradores que van desde el cuidado del medio ambiente, a la alimentación sana, la igualdad de género hasta el reciclaje”.
Fuente imagen: AP NOTICIAS