
Existe una latente preocupación por parte de la disciplina geográfica en temas socio-espaciales, esto se da en el contexto de una búsqueda por documentar las desigualdades existentes en el territorio latinoamericano. Desigualdades que traen como consecuencia la segregación, más específicamente la segregación residencial, la cual tiene una influencia importante en la configuración socio-territorial de las ciudades. En el caso de Chile la investigación acerca de este fenómeno no ha quedado fuera de este aumento, a pesar de que todavía es escasa la documentación que podemos encontrar. Pero ¿Qué es la segregación residencial? Diversos autores concuerdan, a grandes rasgos, que la segregación residencial socioeconómica (SRS), sería una forma a través de la cual los grupos afirman sus identidades, provocando la división de los sujetos de forma jerárquica o valorativa. La segregación residencial es otra forma de categorizar al ser humano y de mantenerlos en guetos.
Foto: Paraisópolis, São Paulo, Brasil.
Las grandes ciudades segregan por diversas razones, tanto religiosas, étnicas o socioeconómicas, siendo esta última la principal dentro del contexto chileno. En nuestro país existe una ausencia relativa de esta mezcla, parece perpetuarse una tendencia de los grupos sociales a concentrarse en determinadas áreas de la ciudad dependiendo del nivel socioeconómico. Este comportamiento tiene un aspecto negativo en el sentido que produce un aislamiento de los más pobres y los obliga a vivir solamente entre sus pares, provocando una limitación en el horizonte de posibilidades y los contactos con otros sectores de la población, convirtiéndose finalmente en un mecanismo de reproducción de la desigualdad social.
Foto: Santa Fe, Ciudad de México.